Murió el día de San Froilán en Annecy, una localidad cercana a los Alpes franceses, George Salomon. Supongo que con esos datos para vosotros es como si os digo que se murió Manuel Ochoa. Sin pistas. A lo mejor, si sois aficionados al esquí, ya os suena más la marca a la que el dio su nombre: SALOMON, de material de esquí.
George Salomon fue un innovador: ante la creciente demanda de materiales de deportes de montaña en los primeros años 50, ideó una máquina automática para fabricar piezas de esquíes, que acabaron produciendo en cadena, siguiendo los principios del Taylorismo, con amplia mejora de la productividad y la capacidad productiva. Asimismo, inventó la fijación de seguridad, y siempre siguió innovando en la producción de material: botas, fibras, etc.
La década de los 50 y 60 fue de gran expansión: dos tercios de producción exportada, abriendo filiales en Alemania, Suiza, Austria e Italia. Comenzaba la internacionalización a gran escala. ¿Razón de esa localización? Está claro: países alpinos. La cifra de negocio (volumen de ventas) supera los 10 millones de euros y en los 80 ya cotizaba en Bolsa.
El comienzo de su caída: la absorción. En 1997 la firma es adquirida por Adidas, que la revende en 2004 a la finesa AMER Sports. Y en los últimos años, la empresa sufre múltiples recortes: 400 puestos de trabajo suprimidos, de ellos 284 en Francia.
En 2008 se cerró su planta de Rumilly, la última que fabricaba esquíes en Francia. Se completaba el proceso de deslocalización y reestructuración ante un mercado cada vez más competitivo, con una feroz competencia en I+D+i y en costes.
Así es el mundo empresarial: nacer, crecer, tal vez morir...
Podeis leer la necrológica de su obituario en el siguiente enlace:
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